Hemos pasado los últimos 8 años entregados a labores de rehabilitación, reconstrucción y creación de espacios habitables básicos; a la búsqueda y gestión de ese agua tan indispensable para desarrollar la vida, acomodando a los animales domésticos, cavando huertos, conviviendo, celebrando y planeando como aprovechar mejor nuestras energías y recursos.
En este tiempo hemos conseguido tener techos que nos cobijen, unos comunes y algunos propios, hemos dejado atrás las tiendas de campaña, la cocina al aire libre y el cortabarzas como herramienta estrella de la jornada. Ahora ya no todo son ruinas, el pueblo está lleno de flores, podemos disfrutar de nuestros huertos y darnos una ducha caliente al finalizar la jornada…